Feliz 200 años UBA

Ingresé a la UBA en 1998, me llevó 3 cuatrimestres completar las 6 materias del Ciclo Básico Común. Es así que mi ingreso a la Facultad de Ingeniería fue recién a mediados de 1999.

En 2001 cursé la materia Algoritmos y Programación 3 que marcó un hito en mi formación y en mi carrera. Recuerdo mi exaltación cuando nos dijeron que el trabajo práctico de la materia era programar un juego tipo TEG. Estaba como loco, yo era fanático del TEG y tenía la intención de hacer una versión para jugar en computadora cuando me recibiera de ingeniero, y de repente tenía que programarlo en una materia de segundo año. Excelente. Tal era mi motivación que recuerdo que ese cuatrimestre estaba cursando Análisis Matemático 2 y decidí abandonarla para poder dedicar más tiempo a programar el TEG. Valió la pena, nos sacamos un 10. En parte, ese 10 posibilitó que el profesor Fontela me ofreciera sumarme al equipo docente de la materia. Ni lo dudé y así empezó mi relación con Carlos Fontela quien ha sido mi mentor en la docencia. Trabajé en el equipo de Carlos durante más de 15 años, aprendí muchísimo, de Carlos, de los otros docentes y de los alumnos que pasaron por el curso. Es por esto que le estoy eternamente agradecido a Carlos.

En 2002 cursé la materia Teoría de Algoritmos donde conocí a la profesora Rosita Wachenchauzer con quien también tuve la oportunidad de ejercer la docencia. Años más tarde Rosita fue mi directora de tesis. Mis agradecimientos también para Rosita.

En 2006 cursé mi última materia, Introducción de a los Sistemas Distribuidos. En 2007 completé mi tesis de ingeniería.

Si bien mi desempeño docente comenzó 2001, no fue hasta 2003 que fui nombrado formalmente como docente auxiliar (ayudante de segunda, el único cargo docente al que pueden acceder los estudiantes). Desde entonces vengo concursando y recorriendo toda la carrera docente: ayudante de segunda, ayudante de primera, jefe de trabajos prácticos y profesor.

Hoy en día, 23 años después de haber ingresado como estudiante, sigo en UBA pero ahora como profesor. Estoy a cargo de la materia Métodos y Modelos de la Ingeniería de Software 2 (95.21).

Creo que la UBA tiene muchas virtudes pero sin duda también mucho por mejorar. Hay falencias que viví en mi época de estudiante que fueron resueltas pero hay algunas otras que aún hoy siguen sin solución (ya escribiré de esto en otro momento).

Poco me importan «los laureles» de la UBA, sus posiciones en los rankings, quienes pasaron por sus aulas, los logros de sus graduados y demás datos. La UBA me formó en muchos sentidos y hasta en un punto creo que la formación académica no fue necesariamente el factor más relevante. Si, obtuve un título y contento estoy con ello, pero haber estudiando en la UBA formó mi carácter y todo un conjunto de habilidades que exceden los conocimientos particulares en ingeniería de software. En UBA conocí muchos profesionales que admiro y con algunos de los cuales aún hoy tengo el placer de trabajar. Hoy en día, en mi rol de profesor sigo aprendiendo. ¿Habría sido lo mismo en otra casa de estudios? Tal vez sí, tal vez no, no lo sé y tampoco importa. Estudié en UBA y sigo siendo parte de UBA. Gracias UBA, felices 200 años.

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