
Luego de 2 años de clases obligadas en modalidad virtual, la mayoría de los alumnos siguen prefiriendo esa modalidad. De mi lado docente, si bien la virtualidad me resulta en cierto modo más cómoda (no tengo que trasladarme hasta la universidad) hay ciertas cuestiones que me resultan mucho más incómodas y que en el balance me llevan a elegir la presencialidad en varias casos.
Concretamente me genera una gran incomodidad dar clases virtuales para una audiencia «ausente»: gente con cámara apagada (o sin cámara) y con nula participación durante la clase. La participación «verbal» puede que no cambie en un esquema virtual o presencial (hay gente que incluso estando en el aula física, no aporta ni una palabra durante toda la clase), pero a pesar de eso, el poder ver las caras ofrece al menos cierto grado de feedback infinitamente más rico que una foto de perfil.
Es por eso que para este segundo cuatrimestre 2022 de MeMo2 vamos a regular la virtualidad acorde a la participación de los alumnos. Si los alumnos quieren clases virtuales entonces deben tener sus cámaras encendidas. En la medida que la mayoría de las cámaras permanezcan apagadas vamos a optar por más clases presenciales. Según la planificación que hicimos tenemos 6 clases que si o si serán presenciales y otras 2 que si o si serán virtuales. El resto de las clases, tenemos la flexibilidad de poder darlas en cualquiera de las dos modalidades.