Estabamos en Algo1, tomando recuperatorio, un alumno entrega su exámen y yo lo tomo para corregirlo. Termino de corregirlo y no estaba seguro de que nota ponerle, entonces lo hablo con el equipo docente. Un miembro del equipo pregunta: ¿cual es el problema? a lo que respondo: «El problema es que funciona». Resulta que el alumno habia planteado un algoritmo que resolvia la consigna, pero… ¿como decirlo?…mmmm. Digamos que la solución era «demasiado rústica». Si la solución no funcionara, no habria dudas, el alumno estaria reprobado sin más vueltas. Pero justamente el problema radicaba en que la solución funcionaba lo cual sumaba la complejidad de explicar al alumno que a pesar que su solución funcionaba, no cumplia con los estándares de calidad de la cátedra.
Justamente esta es una de las diferencias entre ir universidad y no hacerlo*: en la universidad no basta con que funcione, también debe cumplir con algunas otras características. Dichas características dependen del foco de la materia. El hecho de un programa funcione es una condición necesaria, pero está lejos de ser suficiente.
*en realidad es lo que deberia ocurrir, pero no puedo asegurar que siempre sea asi.