Hoy salgo de la temática habitual de este espacio para referirme a un hecho sin precedentes: el mundial de fútbol 2022. Al escribir estas líneas dudo si el hecho es el «mundial de fútbol» o «que Argentina fue campeón». En lo personal creo que es el mundial porque la locura, ilusión, «nivel de manija» que despertó el mundial en el pueblo argentino creo que va más allá de haber ganado la final o no. Obviamente cuando Argentina ganó la final la cuestión explotó, pero incluso antes de eso, lo que se vivió en Argentina no tuvo precedente para mí.
Yo no soy futbolero. Obviamente como todo argentino he practicado fútbol y me he puesto la casaca de algún equipo. Siempre en la posición de arquero, pero ya a los 10 años quedó claro que lo que mio no era el futbol sino el basket. También he ido a la cancha y he vivido un partido en la bombonera, pero siendo sincero casi todas las veces que he estado en un estadio de futbol ha sido para ver una banda de rock y no un partido de futbol. Así y todo, siempre miro los partidos de la selección.
En el 78, cuando Argentina ganó su primer campeonato mundial, yo aún no había nacido. En el 86, cuando Diego levantó la segunda copa para Argentina, yo aún era muy chico. Ya para el 90 tenia suficiente conciencia para sufrir colgado del travesaño en aquel partido de octavos de final contra Brasil. Luego los penales atajados por Goyco, el triunfo contra Italia y el sabor amargo de la primera final perdida contra Alemania.
Después vinieron algunas copas América y la ilusión del 94 con el Diego, el Bati, el Burrito y tantos más. Y otra tristeza infinita cuando «nos cortaron las piernas» y ese dolor de saber que ya no tendríamos al Diego en la selección.
Hubo otras ilusiones de la mano de otros cracks como Aimar, Crespo, Higuaín, Tevez, Riquelme y el propio Messi. Se ganaron campeonatos juveniles e incluso juegos olímpicos. Pero no fue hasta 2014 que la selección mayor pudo llegar a otra final y sin embargo la emoción no fue ni remotamente comparable a este 2022. En aquel 2014 Alemania resultó nuestro verdugo igual que en 90. Luego tuvimos dos finales de copa América (2015 y 2016) que también resultaron derrota.
El punto de inflexión que marcó el inicio del ciclo actual fue la eliminación temprana (digo temprana porque había expectativas de llegar más lejos) en octavos de final de Rusia 2018. Esa eliminación determinó la salida del técnico Sampaoli y la toma de la dirección por Scaloni. Se dice que el nombramiento de Scaloni fue inicialmente provisorio hasta encontrar un técnico definitivo, pero la selección Argentina era una papa caliente que nadie quería agarrar. Fue así que Scaloni, que había jugado en la selección pero que nunca había ejercido como «head coach» quedó confirmado en el cargo. De esta forma surgió «La Scaloneta».
El primer logro fue la Copa América 2021 el cual vino con varios condimentos: fue el primer título de Messi con la selección mayor, fue en Brasil y fue con victoria en la final contra Brasil en el Maracaná.
Luego la Scaloneta ganó «La Finalissima», una copa que enfrentó Argentina como campeón de América con Italia, el campeón de Europa.
Con dos títulos en bolsillo y un invicto de 36 partidos la Scaloneta llegó a Qatar. El torneo comenzó con un tropezón, derrota ante Arabia Saudita pero el tropezón no borró la ilusión (y de hecho yo creo que vino bien). Partido a partido el equipo fue mejorando en su desempeño y la emoción del pueblo fue en aumento. Cada partido implicaba una parálisis del país. Para cuando el equipo llegó a la semifinal la locura era total, el equipo estaba jugando muy bien y muchos ya estaban endeudados: algunos nivel económico para costearse el viaje a Qatar pero muchos más a nivel promesas. La semifinal contra Croacia fue un martes, y para muchos argentinos los días siguientes hasta la final del domingo fueron como vivir en el limbo. No se podía hablar de otra cosa. La selección estaba en todos lados, mirábamos los partidos anteriores una y otra vez. Los supersticiosos buscaban coincidencias por doquier y en los medios y redes sociales todo era Messi, Argentina y la Scaloneta.
Llegó el gran día, con mucha expectativa y mucho nervio. Al final del primer tiempo el equipo estaba ganando muy bien, con 2 goles de ventaja y con un juego muy sólido. El planteo de Argentina había dejado a Francia y sus figuras como una pálida sombra. Es por esto que el empaté de Francia y todo lo que vino después resultó un sufrimiento extremo. Pero finalmente ganamos la tercera, estallaron los festejos y terminó el año. Si, aún faltaban varios días, pero ya todo lo demás había perdido sentido, claro que los problemas del país seguían ahí y cada uno aún tenía obligaciones pero todo pasó a segundo plano. Los festejos el día de la victoria y los días subsiguientes cuando el equipo llegó a Argentina fueron algo nunca visto en el país. Comparto algunas fotos que dan testimonio de ello.
En fin, hora de disfrutar, festejar y cumplir las promesas: ¡somos campeones otra vez!



