Érase una época en que las organizaciones operaban como silos, con un área de desarrollo por un lado y una área de operaciones/infraestructura por otro. Estas dos áreas no sólo hablaban poco entre ellas sino que incluso en algunos casos guardaban cierto rencor entre sí. Programadores y Sysadmins enfrentados mutuamente como Vampiros y Hombres-Lobo, porque obviamente más allá de las diferencias que ellos percibían, para todo el resto de la organización eran más o menos lo mismo: gente rara del área de TI.
La adopción de métodos ágiles en las áreas de desarrollo ayudó que los desarrolladores se acercarán más al negocio y al resto de las áreas de la organización. Agile fue algo así como la sustancia que permite a Blade exponerse la luz solar y vivir más como humano que como Vampiro. Pero en la gran mayoría de los casos la fórmula de Blade no tuvo efecto en los Hombres-Lobo, quienes quedaron aún más aislados del resto de la organización.
En varias organziaciones la cuestión se puso aún más interesante cuando los equipos usando agile pretendieron salir a producción en forma frecuente. Tradicionalmente los pasajes a producción ocurrian cada un par de meses y era entonces cuando la relación entre Programadores y Sysadmins alcanzaba los picos máximos de tensión. Ahora los programadores agile pretendián ir a producción cada 2 semanas y encima contaban con el apoyo (y el entusiasmo) de la gente de negocio. Para los Hombres-Lobo esto era demasiado: ahora los Vampiros tenian el apoyo de Blade y los humanos.
Y como suele ocurrir en todas las guerras, el mayor perjudicado con todo esto era el pueblo (que en este caso era la organización). Fue en este contexto donde surgió el la iniciativa de DevOps como una propuesta para acercar a los programadores y los sysadmins y lograr que cada uno trabajé consciente de la existencia y responsabilidades del otro. Es aquí donde las implementaciones de DevOps divergen en dos estrategias.
Por un lado algunas organzaciones generan un nuevo rol al que denominan DevOp con el objetivo de mediar entre programadores y sysadmins. Si bien creo que inicialmente esta estrategia puede ayudar mejorar la situación, creo que no es más que un remiendo. Estos DevOps cuentan generalmente con habilidades técnicas mixtas, o sea son una especie de Hombre-Lobo-Vampiro y en última instancia son un bicho raro más a los ojos del resto de la organización.
Por otro lado, algunas otras organizaciones ven DevOps como una transformación en la organización mediante la cual programadores y sysadmins dejan de lado su egoísmo para trabajar colaborativamente unos con otros (al mejor estilo Saga Crepúsculo parte 3) de cara a lograr una feliz convivencia con los humanos y el resto de la organización.
Personalmente me inclino por esta segunda estrategia de DevOps aunque reconozco que en ciertos casos la primera estrategia puede resultar beneficiosa siempre y cuando quienes ocupen el rol de DevOps cuenten con habilidades blandas (gestión, facilitación, etc) más allá de las habilidades técnicas.
Nobleza obliga: la analogía con Vampiros y Hombres-Lobo está tomada de un artículo publicado por Jeff Atwood en su blog CodingHorror.com.