A partir del veto de la Ley de Financiamiento Universitario se están desarrollando diversas actividades en las universidades nacionales.
Es por eso que hoy, luego de más de 20 años de docencia universitaria, di por primera vez una clase pública. Luego de hablarlo con mi equipo docente decidimos que era el momento y la forma más apropiada de hacer visible nuestra posición y nuestro apoyo al reclamo universitario.
Configuramos el aula pública con una pizarra móvil y los escalones de explanada a modo de asiento. Con el ruido ambiente de la Avenida Paseo Coló, nuestra clase de Ingeniería de Software 2 comenzó a las 8:00 AM. Éramos los únicos en la explanada de la facultad pero hacia las 9:00 AM se fueron sumando otros cursos.
En la clase me acompañaron Kevin, Joaquin y Alejo, miembros de mi equipo docente. El tema que abordamos fue medio conceptual y bastante polémico: hablamos de modelos de branching, integración continua, trunk-based development y monorepos.
Creo que a pesar de la constante amenaza de lluvia, la clase salió muy bien en parte porque no llovió.
Como la situación no mejore, me temo que volveremos a repetir la experiencia.
En estos tiempos en que la educación y sistema científico Argentino están sometidos a desfinanciamiento y cuestionamientos varios, quiero compartir un poco de información general y algunas cuestiones de mi caso.
Al hacer investigación, en primer lugar uno debe encontrar un tema de investigación y debe empezar a estudiar para encontrar algún punto concreto donde potencialmente hacer un aporte. Ya estudiar un tema implica recursos, de mínima hay que leer publicaciones científicas, las cuales en su gran mayoría no son de acceso gratuito. En general los centros de investigación y universidades suelen tener suscripciones pagas para poder dar acceso a sus investigadores. En Argentina, hay ciertas suscripciones cuyo acceso lo gestionaba el ministerio de ciencia y técnica y lo disponibilizaba para diversas instituciones públicas. En este momento, varias de esas suscripciones han caído (no las renovaron). En fin, de alguna forma el investigador estudia, encuentra una idea dónde hacer un aporte y comienza entonces «el camino hacia el aporte». Esto que describo aquí de forma lineal puede no ser tan así, dependiendo del caso puede ser una cuestión más «iterativa», con idas y vueltas.
Ya teniendo un tema (o al menos una pista de por dónde ir) hay que poner manos a lo obra, lo cual puede implicar actividades muy distintas dependiendo del área de investigación. En mi caso, yo trabajo en Ingeniería de Software Empírica, lo cual no suele requerir ningún equipamiento particular, ni compuestos químicos, ni tampoco un laboratorio. Nos basta con una computadora. En este sentido podríamos pensar que para mi caso esta parte del trabajo es relativamente «barata» en términos comparativos con otras disciplinas. Básicamente trabajamos con gente y con datos. Puede que necesitemos de algunas herramientas no gratuitas (software licenciado, algún servicio online, etc), pero en general de costo bastante accesible (algunos cientos de dólares). Es importante destacar que dentro de la informática hay otras temáticas muy distintas (por ejemplo todo lo relacionado a Inteligencia Artificial) y que pueden tener necesidades de recursos/infraestructura también muy distintas.
No voy a entrar en detalles pero básicamente aplicamos el método científico y en algún punto llegamos algún hallazgo que consideramos que agrega valor y «expande la frontera del conocimiento». Es momento de publicar, pues según las reglas del sistema la real medida de avance es la publicación. Escribimos un artículo y lo enviamos a una conferencia o a una revista. La publicación tiene dos objetivos: validación y difusión. Para publicar, ya sea en una conferencia o en una revista, hay que pasar por un proceso de revisión por pares. Los revisores evaluarán nuestro artículo considerando diversas dimensiones que obviamente incluyen el valor de nuestro aporte, pero también la rigurosidad del proceso de investigación y la presentación (o sea, qué tan bien escrito está el artículo). En el «caso feliz», nuestro artículo será aceptado para publicación lo cual nos pondrá muy contentos pero traerá seguramente aparejado un desembolso de dinero. En el caso de las conferencias tendremos que afrontar los gastos de la participación en la conferencia que básicamente son la inscripción y la logística de participación (traslado, alojamiento, viáticos, etc). Simplemente a modo de ejemplo: en agosto participé del CLEI 2024, una conferencia internacional que se realizó en Bahía Blanca. Tuve que viajar a Bahía Blanca y alojarme allí 2 noches. Asimismo la inscripción me costo 260 dólares. Redondeando tuve un gasto total de 400 dólares, de los cuales 340 salieron de mi bolsillo. La universidad solo me pudo aportar unos 60 dólares. Claro que hay conferencias más económicas pero también las hay más caras. Personalmente he participado en conferencias de 100 dólares y en conferencias de más de 1.000. Asimismo he participado en conferencias en Argentina, Brazil, Bolivia, Escocia, España y Finlandia y en todos los casos la mayor parte de los costos los afronte de mi bolsillo. A diferencia de lo que suele ocurrir con las conferencias de industria, donde los speakers tienen la entrada bonificada y en ocasiones también algunos viáticos, en las conferencias académicas hay que pagar, sobre todo los autores deben pagar pues el proceso de publicación no es gratuito. Publicar en una revista, puede en algunos casos, resultar menos oneroso, pues no hay costos de logística ni inscripción, pero en general hay que pagar a la revista. Si bien hay revistas en las que puede publicase gratuitamente, hay muchas otras en las que el costo publicación requiere un desembolso. Un costo implícito en todo este proceso es el tiempo que deben dedicar los investigadores, un tiempo que hoy en día en Argentina es remunerado muy pobremente.